domingo, 31 de mayo de 2015

El efecto Pigmalión

Pigmalión y Galatea de Louis Gauffier
AUTOR: Andrés Parada López

La confianza que los demás tengan sobre nosotros puede darnos alas para alcanzar los objetivos más difíciles. Ésta es la base del efecto Pigmalión, que la psicología encuadra como un principio de actuación a partir de las expectativas ajenas, y que se me antoja clave hoy en día tanto en la vida como en el deporte.

Las profecías tienden a realizarse cuando existe un fuerte deseo que las impulsa. Nadie te asegura que esto se cumpla. Pero puestos a elegir, yo siempre escojo el lado positivo y optimista de las cosas. Dicen que una persona optimista tiende a rendir entre un 65% y un 100% más en el trabajo. Dicen que una persona optimista suele vivir unos 7 años más de media. 

¿De qué manera pueden verse alterados nuestros comportamientos a partir de las creencias que tienen los demás sobre nosotros? ¿Las expectativas favorables que sobre nosotros tiene nuestro entorno de afectos y amistades pueden llevarnos a llegar más allá de lo que esperamos? O, por el contrario, ¿cuántas veces ni lo hemos intentado o nos ha salido mal, movidos por el miedo al fracaso que otros nos han transmitido o su falta de confianza?

Esto es fundamental en el mundo del deporte, detrás de cualquier éxito deportivo encontramos una mentalidad positiva, optimista y de confianza en uno mismo que facilita la superación de las adversidades y nos permite afrontar los objetivos marcados de otra manera.

Lo que los demás esperan de uno puede desencadenar un conjunto de acciones que nos lleven mucho más allá de lo que podemos imaginar, en lo mejor y en lo peor. Nos encontramos muy predeterminados por lo que los demás piensen de nosotros. Este principio de actuación a partir de las expectativas de los demás se conoce en psicología como el efecto Pigmalión. Todo esto podemos comprobarlo a diario en nuestros equipos de trabajo, en el grupo de amigos o en nuestra propia familia.

Tan curioso nombre nace de la leyenda de Pigmalión, antiguo rey de Chipre y hábil escultor. En sus Metamorfosis, Ovidio recreó el mito y nos contó que Pigmalión era un apasionado escultor que vivió en la isla de Creta. En cierta ocasión, inspirándose en la bella Galatea, Pigmalión modeló una estatua de marfil tan bella que se enamoró perdidamente de la misma, hasta el punto de rogar a los dioses para que la escultura cobrara vida y poder amarla como a una mujer real. Venus decidió complacer al escultor y dar vida a esa estatua, que se convirtió en la deseada amante y compañera de Pigmalión.

Como en la leyenda, el efecto Pigmalión es el proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otro individuo afectan de tal manera a su conducta que el segundo tiende a confirmarlas. O lo que es lo mismo, en la manera en que somos capaces de transmitir a los demás nuestro positivismo, optimismo y confianza para lograr el éxito en lo que nos propongamos, será mucho más fácil que lleguemos a conseguirlo.

Artículo publicado el 4 de noviembre de 2014 en el periódico "Al día Leganés"

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